Leyenda del río Desaguadero
Versión reescrita por N. Brachet, sobre la base del libro "Leyendas de mi tierra"
de Antonio Diaz Villamil
(Libreria - Editorial "Juventud")
Los habitantes de la riquisima ciudad de Tiwanaku viven en total paz y felicidad. Todo es abundancia y su vida se resume en busca unicamente del placer personal organizando enormes e interminables orgías. Nadie se preocupa de lo que es bueno o malo, y el corazón de los habitantes que era antes bueno y generoso se volvio insensible y egoísta.
El dios creativo Pachacamaj y su rival el devastador Kjunu observan el espectáculo de lujuria que ofrecen los habitantes de la gloriosa ciudad. Apenado de ver tanto ingratitud por parte de los hombres hacia su bienhechor creador, Pachacamaj decide darles una lección de sabiduría con el fin de prorrogarlos sobre los caminos del bien. Para hacerse, piensa tomar la forma de un mensajero humano y propagar la buena palabra. Kjunu, partidario del fuerte método, prefiere dar una buena corrección a estos hombres irrespetuosos desencadenando los elementos naturales.
El deshizo se lanza entre dos dioses. Si Pachacamaj llega a cambiar el comportamiento de los hombres, Kjunu se compromete a borrarse ante él y ya no causar catástrofes naturales. En cambio, si Pachacamaj falla, entonces la oscuridad cubrira el mundo de los hombres y la fértil creatividad de Pachacamaj desaparecerá para siempre en las aguas de un uno lago salado.
Los habitantes de Tiahuanacu acogen a Pachacamaj con los brazos abiertos y aprovechan del acontecimiento de la llegada de este misterioso extranjero para reiniciar las festividades. Toda la ciudad se transforma en verdadera orgía, hasta en los templos y lugares consagrados. Pachacamaj intenta intervenir sobre el lugar público para expedir su mensaje de sabiduría y veneración de las divinidades, pero nadie le hace caso. Decide entonces utilizar sus poderes sobrenaturales para dar a los hombres un preliminar de la furia de los dioses si las libaciones no cesan. Una serie de fenómenos extraños vienen a perturbar la gran fiesta de los hombres.
Desgraciadamente, las advertencias y predicciones - probadas exactas - de Pachacamaj no tienen los efectos previstos por el dios. Los Tiahuanacotas, furiosos de ver su fiesta perdida, acusan inmediatamente al extranjero de ser el principal responsable de este caos sin precedentes. Entonces ellos atan Pachacamaj sobre una embarcación de caña y le lanzan sobre las aguas del lago Titicaca. Después de mucho tiempo de haber derivado, el barco empujado por los vientos viene a lanzarse sobre los acantilados de la orilla meridional del lago. En este instante, se realiza un milagro, las enormes paredes de la roca se entreabren y dejan un paso en el cual entran las aguas del lago y el barco. La embarcación prosigue su camino hacia el sur sobre el nuevo curso de agua (el río Desaguadero), cruzando el altiplano para desaparecer finalmente en el lago Poopó.
Pachacamaj falló, y Kjunu, gran vencedor de la apuesta, cumple su plan destructivo para castigar a los hombres. Desencadena los elementos naturales. Las aguas del lago Titicaca inundan y devastan la ciudad de Tiahuanacu. Algunos siglos más tarde, las aguas del lago se retiran descubriendo un paisaje de desolación, una tierra sin fertilidad, y un extenso campo de ruina al sitio de la ciudad maldita.